Desde que en las décadas de los 60 y 70 se convirtiese en uno de los destinos más renombrados del llamado «Hippie Trail» o «Ruta Hippie» que conectaba Europa con Asia, la belleza y exotismo de Kathmandu no han dejado de atraer a viajeros de todo tipo.
Aunque lo ideal es permanecer en ella al menos cuatro o cinco días para empaparse de su ambiente, perderse en sus laberínticas callejuelas y descubrir hasta su último rincón, si solo dispones de un par de días en la capital de Nepal, a continuación te indicamos los cuatro lugares que bajo ningún concepto puedes dejar de visitar.
No incluimos en esta lista Patan o Bhaktapur, ya que son dos ciudades independientes de Kathmandu que merecen atención aparte.
Durbar Square
La Plaza Durbar de Kathmandu es uno de los siete conjuntos artísticos e históricos por los que el Valle de Kathmandu ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Se trata de un museo al aire libre salpicado de palacios, templos y santuarios entre los cuales podemos destacar el Palacio Hanuman Dhoka, el templo de Taleju, el templo Ashok Binayak, la imagen dedicada a Kaal Bhairav y el Kumari Ghar, hogar de la diosa viviente Kumari.
Swayambhunath
Desde este complejo religioso, situado en lo alto de una colina a cuya cima se llega a través de una empinada escalera de 365 escalones (¡y custodiada por decenas de monos!), se disfruta de unas vistas magníficas del Valle de Kathmandu. Considerado como uno de los más sagrados lugares de peregrinación budista, lo más destacado del complejo de Swayambhunath es su gran estupa con los ojos de Buda pintados en dirección a los cuatro puntos cardinales, indicando que nada escapa a su mirada.
Boudhanath
A unos ocho kilómetros del centro nos encontramos con Boudhanath, el barrio tibetano. En él se levanta una de las estupas budistas más grandes del mundo, a cuyo alrededor se han construido decenas de gompas (monasterios), constituyendo también un importantísimo centro de peregrinación budista. El mejor momento para visitar la estupa de Boudhanath es la primera hora de la mañana o última de la tarde, cuando hay menos turistas y monjes y peregrinos llenan el silencio con el sonido de las ruedas de oración.
Templo de Pashupatinath
Situado a orillas del río Bagmati, Pashupatinath es uno de los templos más importantes consagrados a la deidad hindú Shiva. Si bien el acceso a su interior está prohibido a los no hinduistas, se trata de una de las visitas más interesantes en Kathmandu, ya que en su exterior tienen lugar las ceremonias de cremación, a las que es posible asistir guardando el debido respeto y distancia. Al caer el sol, junto al río se celebra una bonita ceremonia Aarti, muy parecida a la que se puede presenciar en Varanasi.
Tras un día intenso de visitas, nada mejor que darse un homenaje gastronómico en uno de los numerosos restaurantes del popular y concurrido barrio de Thamel. ¡Hay para todos los gustos!