Si de todas las celebraciones hindúes nos tuviésemos que quedar con una, ésta sería probablemente el Holi: el gran festival que todos los años, aproximadamente en marzo (la fecha exacta lo marca la luna llena del mes de Phalguna), viste de colores las calles de cada ciudad o pueblo de India y Nepal, y en menor medida, de cualquier lugar donde haya una comunidad hindú, como por ejemplo Sri Lanka.
Como todo en India, las leyendas que rodean los orígenes del Holi son varias y tienen muchas versiones. Para resumirlo, te vamos a contar las dos más importantes:
La primera de ellas aparece en el texto clásico Bahgavata Purana, donde se narra cómo el rey Hiranyakashipula se creyó tan importante en su trono que se consideró un dios, y obligó a su pueblo a considerarlo como tal. Su hijo, el príncipe Prahlada no acató nunca la orden de su padre, y continuó siendo un gran devoto de Vishnu. Encolerizado, el rey quiso castigarlo con la muerte. El hijo aceptó la orden de su padre para sentarse en una hoguera con su hermana Holika (quien, en teoría, no podría morir, pues estaba protegida por un manto ignífugo), mientras continuaba recitando los nombres de Vishnu. Pero cuando las llamas se hicieron más fuertes, el manto se elevó, dejando de proteger a Holika y salvándole a él. Vishnu, encarnado en una criatura mitad león mitad humano, mató con sus garras al rey Hiranyakashipula. Por este motivo la noche antes del festival se encienden hogueras celebrando la muerte de Holika (de donde viene el nombre de la fiesta), y sobre todo la victoria del bien sobre el mal.
Otra leyenda, en este caso relacionada con Krishna (uno de los avatares del dios Vishnu), cuenta que éste se quejó a su madre por tener la piel de color oscuro, mientras que la de su enamorada, Radha, era blanca. Para contentar a Krishna, su madre le sugirió pintar la piel de Radha con pintura… dando origen a la tradición de pintarse la cara y el cuerpo con polvos de colores.
Leyendas aparte, en la actualidad lo que este festival celebra es, sobre todo, el final del invierno, así como la alegría por la temporada de lluvias que está por venir, trayendo consigo agua para las regar las cosechas. Como manifestación de esta alegría, el día de Holi todo el mundo sale a la calle provisto de polvos de colores, para enzarzarse en una divertida «batalla» donde nada ni nadie queda sin colorear. ¡El Holi es mucho Holi!
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