India
Un país como India sólo podría existir en la literatura. Flanqueado al norte por las nevadas cumbres del Himalaya -donde aún se esconden reinos de fábula y los ascetas viven en cuevas-, por el resto de su geografía se extienden desiertos habitados por hombres de coloridos turbantes y casas del mismo color que sus camellos, selvas que son hogar de tigres y tribus, caóticas metrópolis donde caben países enteros, palacios que flotan sobre el agua, imponentes fortalezas desde las que se gobernaron sus mil reinos, templos policromados con torres que se alzan hacia el cielo y mausoleos que, como describió Tagore, son una lágrima en la mejilla del tiempo.
También es hogar de sadhus que recorren el país en silencio; del majestuoso Ganges, en cuyo fluir tantos siguen viendo una diosa viviente; de las más populosas peregrinaciones del mundo; de trenes que conforman un universo en sí mismo; de una gastronomía para, literalmente, chuparse los dedos; de dioses con cien brazos que montan inverosímiles animales; de colores, sabores y olores tan intensos que parece que se inventasen allí.
India es el lugar de hacerse las preguntas y de buscar algunas respuestas, y es que toda la diversidad de este mundo cabe en un sólo país para el que cualquier superlativo se queda corto.