Camboya

Evocar Camboya conduce irremediablemente a pensar en la ciudad sagrada de Angkor: el centro arqueológico más importante de la península de Indochina, que se levanta monumental en plena selva como el gran vestigio del antiguo y poderoso Imperio Khmer. El que ésta sea su atracción principal ha hecho que el resto del país sea en muchos casos un gran desconocido, y que quienes se aventuran a explorarlo puedan encontrarse con una tierra auténtica, mucho menos masificada a nivel turístico que la de sus vecinos, con grandes joyas por descubrir y en la que se preservan modos de vida tradicionales.

Con un 85% de la población viviendo en el campo, viajar por el interior de Camboya permite disfrutar de paisajes y aldeas en las que el tiempo parece haberse detenido y donde sus habitantes practican con devoción un budismo que se manifiesta en su día a día. También llegar hasta templos menos renombrados pero tan grandiosos y sorprendentes como la misma Angkor; a ciudades, como Battambang o Kratie, donde la herencia colonial es palpable; y a remotas selvas que se mantienen completamente aisladas del vertiginoso ritmo del mundo contemporáneo

Viajar a Camboya supone asimismo enfrentarse a una cruda historia reciente en la que el inhumano régimen de Pol Pot y sus Jemeres Rojos hizo desaparecer a una generación entera y marcó para siempre a sus descendientes. Pero también es comprobar la capacidad de un pueblo para levantarse sobre su pasado y construir un presente optimista y alegre, coherente con el carácter que hizo de ellos uno de los imperios más poderosos del mundo.

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