La llaman "la isla de la serendipia" y no es por casualidad, ya que Sri Lanka siempre sorprende. Esta completísima ruta permite al viajero recorrer todos los paisajes y paisanajes de esta pequeña isla del Índico, disfrutándolos y apreciándolos a través de un buen número de experiencias: asombrarse ante los templos y dagobas de sus antiguas capitales, unirse a peregrinos budistas en su camino a los lugares de devoción, tomar un tren en las montañas y caminar entre algunos de los campos de té más famosos del mundo, avistar elefantes, ballenas y otros animales en sus hábitats naturales... Para terminar, unos merecidos días de descanso en sus playas serán el broche perfecto a vuestro viaje.